Estoy imaginando el
cachondeo que deben tener en Aberdeenshire, en Escocia, con la policía de la ciudad,
desde que un granjero de la zona llamó para decir que en su granja había visto
nada más y nada menos que un tigre suelto.
Pues nada, hasta la
granja de Bruce Grubb, que así se llamaba el que había avisado, se desplazaron
seis coches de policía y una unidad armada, pero he aquí que todos se quedaron
como el que no quiere la cosa dentro de los coche, y además sin abrir las
ventanilla, no fuera a ser que el tigre, que permanecía inmóvil, se abalanzara
sobre ellos.
Tres cuarto de hora
parece que estuvieron los policías dentro del coche sin salir, y el tigre sin
mover un músculo, hasta que el granjero Bruce, ya cansado de que ninguno
hiciera nada se subió a un camión, se acercó al tigre y descubrió, ¡oh,
sorpresa!, que el fiero tigre era de peluche, por lo que supongo que los
policías se irían sin bajarse de los coches, antes que el granjero se acercase
y les tomase el pelo, aunque su venganza ha sido terrible, porque declaró a los
periódicos que se negaron a salir del coche o incluso a bajar las ventanillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario